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la encuadernación esconde el final de algunas líneas de los folios 76v y 77v.
Para hacer uso de las imágenes es necesaria la autorización del Archivo Diocesano de Cuenca.
El reo de este proceso era Juan José Aranda, cura de Mazarulleque (Cuenca). Fue acusado del delito de proposiciones y hechos heréticos por la Inquisición de Cuenca en 1757 al afirmar que los constantes tocamientos y tactos deshonestos a los que sometía a Isabel Villar Abarca, su criada, no eran pecado. Juan José Aranda había mantenido también relaciones ilícitas con otras de sus sirvientas, como Ana María Gayán y Manuela Palomino. Precisamente, el embarazo de esta última desencadenó todo el proceso, pues se sospechaba que el cura era el responsable del mismo. Los inquisidores decretaron entonces la prisión de Juan José Aranda y el embargo de sus bienes, momento en el que se incautaron todas las cartas que tenía en su casa y fueron incorporadas a la causa como prueba. Finalmente, el reo fue condenado a abjurar de levi, a dos años de reclusión en un convento y a una pena de destierro durante tres años y a una distancia de ocho leguas de Chinchilla (Albacete), Mazarulleque (Cuenca) y Madrid. La misiva aquí transcrita fue enviada junto a otra dirigida a José Pardo (PS4102).
Letter from Juan José Aranda, a priest, to Manuela Palomino, a maid.
The author gives Manuela Palomino instructions to leave Mazarulleque (Cuenca) as soon as possible.
The defendant of this process was Juan José Aranda, the priest of Mazarulleque (Cuenca). In 1757, he was accused of heretical propositions and heretical actions by the Inquisition of Cuenca, because he claimed that the constant molestation to which he subjected Isabel Villar Abarca, his maid, was not a sin. Juan José Aranda had also maintained illicit relationships with other maids, as Ana María Gayán and Manuela Palomino. Actually, it had been the pregnancy of Manuela Palomino that had triggered the whole process, because the priest was suspected to be responsible for that. The inquisitors then ordered the imprisonment of Juan José Aranda and the seizure of his properties. All the letters he had in his house were confiscated and joined to the proceedings as a proof. Eventually, the defendant was forced to abjure de levi, and he was sentenced to two years of confinement in a convent and to three years of banishment, at a minimum distance of eight leagues from Chinchilla (Albacete), Mazarulleque (Cuenca), and Madrid.
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